HIPÓCRITAS GRITANDO LIBERTAD

Libertad, libertad, si, eso se atrevieron a gritar este fin de semana en Valencia dirigentes del PP, encabezando una manifestación en defensa de la escuela concertada.

Esto, no sería más que una reivindicación lícita de un derecho, el de aquellos colectivos formados por colegios de corte religioso y otros, hasta ahora protegidos, y no voy a opinar si en exceso, por los que hasta ahora han gobernado en nuestra Comunidad.

Lo vomitivo, es ver a aquellos que dilapidaron las arcas públicas de manera tan vergonzante, cuyas consecuencias se plasmaron en un abandono a su suerte de miles de alumnos de la escuela pública, sobrecargando los ratios y permitiendo que muchos de nuestros hijos estudiaran en barracones durante años.

La enseñanza es un derecho, un derecho al que todos y cada uno de nuestros hijos no puede renunciar, y estos cínicos y podridos políticos de la ostentación, la fórmula uno, las visitas papales, y los pelotazos urbanísticos, han hurtado sin pudor a aquellos que no pueden permitírselo, la oportunidad de formarse en igualdad de condiciones con aquellos que si pueden hacerlo.

En un estado laico, la educación pública debe ser laica, y de calidad, pero no ha sido así, y eso ha fomentado que muchos hayan recurrido a los concertados, aun sin poder permitírselo, sacrificándose como cualquier padre lo haría para darle a su hijo lo mejor.

Si uno quiere dar a su hijo una formación en un colegio religioso, que lo pague, y me parece muy licito, porque esa libertad si que hay que respetarla, no se trata de demonizar a los padres que llevan a sus hijos a este tipo de colegios, pero hasta el día que España deje de ser un estado aconfesional, lo primero es la educación pública, esa que es igual para todos, esa que aun siendo un pilar clave en nuestro desarrollo, ha sido ninguneada y maltratada por estos bastardos que el otro día ultrajaban un himno que otrora fue símbolo de luchas de clases.

Ver a Pons en vanguardia de esta respetable gente, me removió las entrañas, este mismo que loaba en pasados mítines a corruptos como Rus, Cotino, Camps y compañía, en mítines organizados por la trama del bigotes, cómplices de barracones para los que no podían llevar a sus hijos a estos colegios que ahora defienden con canticos de libertad.

Un pueblo inculto es un pueblo dormido, y tal vez sea lo que ellos quieren, un pueblo que siga dormido otros 25 años, y que les siga votando mirando para otro lado, o con una puta pinza en la nariz.

LUIS MIGUEL GARCIA